Patrimonio Artístico
LA BASNA
La palabra basna, designadora del artefacto de tradición que se dirá, toma estado literario, a lo que alcanzan mis noticias, en el capítulo XXXIII de Peñas Arriba, la novela de las montañas de don José María de Pereda. Allí se dice al hablar de la repartición y recogida de la hierba del Prado del Concejo de Tablanca: “la bajan al pueblo en basnas (especie de narrias) conteniéndolas en su descenso por el declive rápido del monte, una pareja de bueyes enganchada detrás de cada basna…” Pereda, sin duda no llegó a ver una basna, y le explicaron mal, o no entendió bien el artificio de tal vehículo. Las basas son contenidas en su bajada o simplemente arrastradas, pero enganchados los bueyes normalmente delante y no detrás de la basna. Don Miguel de Unamunosí vió las basnas, y su explicación es harto más conforme con la realidad de Pereda. Con el de éste, es el texto literario más valioso en que tal palabra aparece.

Dice así: “La basna es un rústico vehículo montañés de arrastre, sin ruedas, al modo de narrias – como los trineos – que siendo yo niño funcionaban en el muelle de Bilbao. Es una horca de madera y en medio de ella tabletas sobre las que por medio de peales, como correas de varra de avellano retorcidas, se sujeta la carga de yerba. Y arrástranla, pedregoso sendero abajo – la basnada -, con los bueyes, que tienen que ir sosteniendo la basna, y el hombre a los bueyes. Deslízate la basna sobre pedruscos pulidos o cantos por el frote. Sobre una carga de yerba de una basna bajé un trecho de montaña….”
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